lunes, 4 de febrero de 2008

Retrato

En cualquier lugar de la casa:

-Eh! Cuidado con eso que lo rompes.

-¡No toques eso que es mío!

Madre en la cocina, fumando; hijo pequeño en el salón:

-Espera un momento, Concha (dice la madre a su vecina por teléfono). ¡Niño! Apaga el televisor.

-Mamá, por favor, déjame ver los dibujos.

-Hay que ver cómo son los niños de hoy en día (dice la madre a la vecina). Ponte a estudiar.

-¡Que mañana no tengo examen!

En la calle:

-Porfa, mamá, cómprame esto, anda… me portaré bien.

-Nunca cumples tus promesas.

-Te prometo que esta vez sí.

-Bueno, está bien. ¿Cuánto cuesta el susodicho videojuego?.

En otra tienda:

-Mira que perrito más mono, mami.

-¿Cuál?

-El que está tras el cristal de la derecha, con cara de triste.

-Pobrecillo.

-Venga, mami, cómpramelo.

-Un perro da mucho trabajo.

-Yo me ocuparé de él.

Un tiempo después:

-Ocúpate del puto perro. Te recuerdo que el perro fue idea tuya. Igual que lo de apadrinar al jodido niño.

-¡Joder, estoy hasta la polla del perro! ¡En buena hora lo compramos!

-Como se vuelva a mear ahí. Le corto el rabo.

-Tranquilo, creo que conozco a alguien que quiere un perro. Pero no sé si será demasiado viejo.

Padre y madre:

-Bebe mucho últimamente. La última vez vomitó en su propia cama.

-¡Déjale!, son cosas de críos. Yo a su edad me las cogía peores.

Después de cenar:

-Tienes que estudiar más, hijo.

-Necesito una motivación.

-En casa no queremos vagos, ¿eh?

-Puedo ponerme a trabajar.

-Si apruebas todas te compraremos la moto.

-Gracias, papá. Me subo a estudiar.

Más tarde:

-La culpa es mía.

-¡Oh, vamos! Esto le puede pasar a cualquiera.

-La multa me importa una mierda, pero... ¿volverá a andar?

-No lo sé.

-Voy a avisar al pequeño.

-¿Qué quieres, mamá? Date prisa. Estoy a punto de pasarme la pantalla.

-¿Cómo estás?

-Muy bien, mamá. Venga, hasta luego.

-Adiós.

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