martes, 5 de febrero de 2008

Escupo.


Veo mi alrededor y...
escupo.
Escupo con el mayor asco posible. Un escupitajo envuelto en mocos.

Escupo.

Odio toda esta mierda que me rodea.
Odio los coches,
las carreteras,
el asfalto,
las farolas,
los autobuses,
los grandes edificios,
las alcantarillas,
las estatuas,
odio las tiendas,
los colegios,
la gente con bolsas de la compra,
las obras,
los semáforos,
las cabinas telefónicas,
las vallas publicitarias,
las señalizaciones de tráfico,
los árboles rodeados de camiones y automóviles y humo y cemento.
odio los contenedores,
los puentes,
los hospitales,
las fábricas,
las oficinas,
los museos,
las comisarías,
odio los pequeños edificios también.
Odio las ciudades,
y los campos destrozados.

Escupo.

Mi vista no alcanza a ver más que mierda. No veo más que la destrucción del planeta en estado puro. Nuestra destrucción en el grado máximo.

Escupo.
Escupo.
Escupo.
Y me pregunto:

¿Dónde está el aire limpio?
¿Dónde están las montañas rocosas? ¿Y los prados verdes?
¿Dónde están las llanuras infinitas?
¿Dónde los árboles?

¿Y los arbustos?
¿Y las flores?
¿Y los animales correteando, o peleándose, o jugando, o durmiendo, saltando o caminando?
¿Dónde los arroyos que manen agua impoluta?

¿A caso queda algo que no esté contaminado, destrozado, arruinado, plastificado, deformado, comerciado, apropiado, extinguido..?
¿A caso le queda a la Civilización algo más que destruir?


Camino. Y miro. Y observo.
Y lo único que veo es mierda. Basura.
Y escupo.
Y la rabia me corroe.
Y siento cada vez más ganas de derruir este mundo civilizado.

Escupo,
y me pregunto:

¿Dónde está la libertad?
¿Y la armonía?
¿Y el caos?

Escupo,
y me pregunto con ansia:

¡¿Dónde está la naturaleza?!
¡¿Y la vida?!

2 comentarios:

Pequeño Schopenhauer dijo...

Yo también me hago las mismas preguntas.

Antes y después de vomitar.

Anónimo dijo...

El bosque autóctono queda reducido a un pequeño porcentaje de lo que era, especies endémicas que llevaban millones de años en esta tierra se han extinguido por secarse un manantial, cuando muere una especie de animal, yo muero un poco. Tú, yo, aquél y el otro sólo somos juguetes en manos de un Dios todopoderoso. ¿Dónde queda la autonomía del sujeto, el sujeto libre que decide en libertad, sin esencias ni apariencias?. ¿Cuál es el peso de las palabras?. ¿Sómos felices?. Estos y un montón de preguntas me los hago y me los hacía poco antes del crepúsculo. ¿Cuál es el verdadero sentido de la vida?. ¿Es más feliz un niño o un adulto?. Bueno, ¿qué más da?, mañana será otro día.